A pesar del naufragio de Sastre en el Tour, vencieron en etapas de las tres Grandes (el mismo abulsense se encargó de firmar un increíble doblete en el Giro con Monte Petrano y Vesubio, que sumado a la crono final de Milán de Konovalovas, las de Hushovd y Haussler en la Grande Boucle y las de Ávila del pequeño Deignan y Gerrans en la Vuelta hacen siete), pero quien más destacó fue el alemán de corazón australiano Heinrich Haussler (en la foto llorando en la meta de Colmar, estrenándose en el Tour bajo la lluvia), que fue segundo en los dos primeros Monumentos y que brindó bonitas exhibiciones allí dónde corría.
Este año han sufrido importantes bajas que ya se verá si pueden suplirlas, como las del listo Simon Gerrans (vencedor ya de parciales en las tres Grandes), el prometedor Serge Pauwels, el escalador José Ángel Gómez Marchante o el gregario neozelandés Hayden Roulston.
También llegan el joven italiano Davide Apollonio (1989), que estuvo ya como stagiaire a finales de la temporada pasada haciendo buenos puestos por carreras transalpinas, el holandés Theo Bos (1983), buen pistard que debutó el año pasado en la carretera con el Rabobank continental con buenos resultados (6 victorias) y también una merecida suspensión de la UCI después de mandar al hospital a Daryl Impey en la Vuelta a Turquía, y al prometedor austríaco Stefan Denifl (1987), procedente del ELK Haus y ganador, por ejemplo, de la Thüringen Rundfahrt el año pasado.
En llegadas y clásicas, 'la doble H' será su baza. En primer lugar, el noruego Thor Hushovd (1978, fotografía) se ha convertido en una poderosa mezcla de esprinter y clasicómano. Bueno muestra de ello son su maillot verde en el Tour de Francia, con victoria en Montjuïc incluída, su victoria en la Omloop Het Nieuwsblad (antigua Het Volk) y sendos terceros puestos en San Remo y Roubaix. Mientras que la segunda H es la de Heinrich Haussler (1984), que se destapó el año pasado como un corredor total, capaz de ganar esprints como en París-Niza y Algarve, pegarse exhibiciones de tremendas cabalgadas como la etapa del Tour o estar a punto de imponerse en Monumentos diferentísimos (2º en San Remo y Flandes y 7º en Roubaix).
Para apoyarles serán muy últiles dos veteranos como el británico Roger Hammond (1974) o el alemán Andreas Klier (1976).
Otros corredores hábiles en terrenos quebrados, que de bien seguro aportarán alguna que otra victoria son el irlandés Philip Deignan (1983), ganador en la Vuelta pasada batiendo a Kreuziger tras la muralla de Ávila, el catalán Xavier Florencio (1979) u otro español que acaba de explotar: Óscar Pujol (1983).
Para ir acabando, destacar a un contrarrelojista con margen de mejora, el lituano Ignatas Konovalovas (1985) y dos jóvenes que pueden dar mucho de sí: el actual campeón alemán, Martin Reimer (1987) y un suizo que no mostró todo lo que apuntaba, Marcel Wyss (1986).
A todo esto nos sale un bloque muy serio, capaz de igualar e incluso mejorar las hazañas del año pasado si tenemos en cuenta que Haussler, Deignan, Reimer y cia. tienen aún margen de mejora, aunque hayan perdido a un cazaetapas brillantísimo como es el australiano Gerrans.
Si Sastre no afloja demasiado respecto al año pasado y Hushovd se mantiene, seguirán siendo un continental que no falle en ninguna invitación para carreras Pro Tour.
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