jueves, 30 de julio de 2009

Por lo que me queda en el convento... me cago dentro.

Batalla dieléctica. Y es una pena.
No hay peor manera de faltar el respeto a equipos, aficionados y al deporte en general.



Han perdido la oportunidad de quedar como mejores personas que deportistas para pasar a ser unos nefastos embajadores del mundo de las dos ruedas sin motor. Ellos mismos habían conseguido que se hablara de ciclismo en los periódicos, en la televisión, ¡y hasta por la calle!
El mundo iba lleno: maillot amarillo por aquí, Tour de Francia por allá, superación de cáncer y parón un poco más lejos... Pero en ningún momento la palabra dopaje. Después vendrían las suposiciones sobre el caso Wiggins, pero eso ya es otro tema.

La cuestión es que parecía que, aunque sólo fuera por tres semanas, nuestro deporte estaría en el Olimpo de la actualidad.
Sin embargo, empezaron las miradas extrañas (o más bien las miradas ausentes), declaraciones turbias, a medias... escondiendo algo. Alberto intentaba mantenerse al margen y Lance decía que se mordía la lengua.
Bien, mientras todo sea eso. Se acaba el año y en paz. Iluso de mí.

Sí, señores. Podrían haber aguantado éstos meses compartiendo equipo pero ni sin encontrarse estando calladitos, pero decidieron echar leña al fuego. Alberto en París: "la cena de ésta noche será demasiado seria para mi gusto". Se había destapado la caja de los truenos.
Un Armstrong incómodo en el podio le daría al mano a Alberto como evitándolo. La relación no va bien.
Sin embargo, no parece que se mordiera la lengua entera durante la carrera, o puede que sí, pero tecleando es más fácil. "Hey pistolero, tienes mucho que aprender", "empieza por dar las gracias al equipo; sin ellos no habrías ganado"... Pues se ve que tan sólo Sergio Paulinho brindó con Alberto camino des Champs Elysées.

Las declaraciones de Armstrong en su Twitter contrastaban con las anteriores a la carrera, dónde diría que no habría problema por trabajar por el más fuerte. "¿Qué dije en marzo?"... Pues a aplicarse el cuento.

El año que viene cada uno tirará por su camino, pero gracias por nada. Habéis empequeñecido vuestras figuras.
¿Caballeros? Más bien villanos con garrotes.

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